El domingo, después de todo un finde lluvioso y fresquito hice las galletas que veis en la animación.
Las hice a punta de pistola, sí sí, con una pistola para galletas que me regaló David en Navidad. Este era el segundo intento…han costado un poquito, hasta que no le pillas el truquillo, como casi todo en la vida. Todas las pistolas podrían ser de galletas…
Entre todas las boquillas y apliques, elegí la forma de flor…quise que esta receta, fuese una alegoría a la Primavera.
Con tanto frío y lluvia, últimamente las únicas montañas que hago son de azúcar…tenemos ganitas de sol, de flores, de cielos azules y de verde…mucho verde.
Que ya llega la Semana Santa y vacaciones para algunos…y quiero estrenar mis nuevos pies de gato, que tras vueltas y vueltas, preguntar y preguntar he comprado en TOT MUNTANYA. (Muchas gracias a mi hermano Jose por decirme en que dirección dirigir mis pies, a Jesús, David y Becki).
Estoy encantada, vale la pena ir y comprar ahí todo lo que necesitéis de material de montaña, escalada, etc. La atención no puede ser mejor y además te hacen descuento y te aconsejan en todo momento, aunque con ello pierdan ventas.
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Mis gatos
TOT MUNTANYA en C/ Río de Janeiro nº 5 de Barcelona, frente estación de Fabra i Puig. Es la tienda del Sr. Antonio García Picazo , toda una institución, los que sois escaladores lo conoceréis.
Ingredientes:
(Para unas 40 galletas aprox.)
- 250 gr. de harina de repostería
- 200 gr. de mantequilla en pomada
- 100 gr. de azúcar polvo (molido con el molinillo)
- una pizca de sal
- una pizca de vainilla en polvo
- un huevo batido
- una pistola para galletas (o en su defecto manga pastelera con boquillas)
Elaboración:
Batir la mantequilla con el azúcar molido, hasta mezclar por completo. Agregamos el huevo de poco en poco, hasta que se absorba completamente. Añadimos la sal, yo usé flor de sal, la vainilla y la harina poco a poco, mezclando con la espátula.
Metemos la mezcla en la nevera durante una media hora.
Precalentamos el horno a 180º.
La mejor opción si tenéis sería hornear las galletas sobre un silpat, que es una especie de tapete de silicona especial para hornear galletas, que evita que el las galletas se hagan más por abajo que por arriba y además no se mueve al utilizar la pistola, a diferencia del papel de hornear.
Yo utilicé una bandeja de silicona, que reparte muy bien el calor y es antiadherente. También podéis engrasar la bandeja del horno y a correr…
Rellenamos la pistola y ahora viene el truquillo…atención, atención!
Apoyamos la pistola en la bandeja, totalmente en contacto con ella, perpendicular a ella, en argot armamentístico “a bocajarro”.
Insisto tanto porque no hay más truco que este…así me lo aprendí yo!! Damos un gatillazo y retiramos con cuidado.
Así la pasta se pegará en la bandeja y no se irá con la pistola cuando la retires.
La primera vez no me salieron, se tienen que hacer algunas pruebas hasta que salen bien, pero la verdad es que es sencillo, una vez que la masa tiene la textura adecuada y descubres que tienes que apoyar la pistola.
Si no sale la masa, dejar un poco fuera de la nevera hasta que se vuelva más ligera. Si la masa se queda pegada a la pistola, enfriar un ratito más para que coja la consistencia adecuada.
Introducir en el horno unos 10 minutos, hasta que estén doradas por los bordes. Por el centro es posible que todavía estén blanditas.
Las ponemos a enfriar y a disfrutar!
Si tenemos dos bandejas de horno, podemos ir preparando la siguiente tanda de galletas mientras que horneamos la otra. Si no, será necesario enfriar la bandeja entre hornada y hornada.
Para decorar, he utilizado fideos de chocolate, arándanos rojos deshidratados y streusel.
Dicen que aguantan muchos días crujientes (sobre todo si no hemos cubierto con chocolate) si se conservan en una caja de metal…jajaja yo no lo he podido comprobar…
¡¡Han desaparecido todas!!