DE VUELTA A LA REALIDAD...
.
Después de pasar estos días haciendo solo cosas que me gustan, es duro volver a la rutina. Con muchas obligaciones, aunque sean parte de objetivos, de planes futuros…se hace cuesta arriba.
Las vacaciones han pasado y nos quedan los recuerdos de los momentos vividos, caminos recorridos, risas compartidas, lo que quiera que sea que hayamos aprendido y los pequeños logros personales que nos ayudarán a seguir con todo lo demás.
A mi me queda el ansia y el deseo de seguir subiendo a todas aquellas cimas y paredes que aparecen ante mis ojos en cada excursión o que llegan a mis oídos gracias a los amigos con los que compartido algunos días de las vacaciones.
Cimas y nuevos caminos, que descubro en algún libro, que me inquietan porque me parecen imposibles para mi, pero necesito saber si soy capaz de alcanzar.
Me quedan nuevos planes y retos para seguir soñando...y me quedan fotos, muchas fotos.
Como anécdotas me quedo con las risas de haber robado las frambuesas a los franceses, para hacer una estupenda mermelada…justicia poética.
Saber que de nada sirvió que Gabriela y yo tuviésemos tanto miedo a “lo desconocido” durante tanto tiempo.
Me refiero a las clavijas de Cotatuero, porque al final las pasamos y para postre pasé mucho mas miedo en las fajas, que pese a lo que digan Rubén y David, son estrechisisissisisimas!!!. Tanto que los cinco minutos de andar por ellas, ya no me acordaba de las clavijas…Me sentí más “al filo de lo pisable” que nunca…todo un “desafío extremo” para mi.
Después me partía de risa recordando la cara de susto de Rubén cuando nos vio metidos en todo el medio de la Faixa Luenga. Que si…que se me hizo luenga, luenguisíma…interminable!!
Máximo quedó como Dios, parafraseando a alguien “líder es aquel que es capaz de llevar a la gente hasta el infierno…” Y David añadiendo ”si, si y sacarles de él…”
Y si, Máximo nos sacó de aquel infierno vertical y descompuesto que es la Faixa Luenga, peligrosisismaa y estrechísisisima y Rubén nos llevó a la Faja de Las Flores.
Y sobre todo me quedo con las noches mirando las estrellas, sin otra cosa que hacer que sentir la brisa pasar, esperando a que llegase el momento de ir a soñar con el día siguiente.
Para el puente de la Diada…más y más!
Las vacaciones han pasado y nos quedan los recuerdos de los momentos vividos, caminos recorridos, risas compartidas, lo que quiera que sea que hayamos aprendido y los pequeños logros personales que nos ayudarán a seguir con todo lo demás.
A mi me queda el ansia y el deseo de seguir subiendo a todas aquellas cimas y paredes que aparecen ante mis ojos en cada excursión o que llegan a mis oídos gracias a los amigos con los que compartido algunos días de las vacaciones.
Cimas y nuevos caminos, que descubro en algún libro, que me inquietan porque me parecen imposibles para mi, pero necesito saber si soy capaz de alcanzar.
Me quedan nuevos planes y retos para seguir soñando...y me quedan fotos, muchas fotos.
Como anécdotas me quedo con las risas de haber robado las frambuesas a los franceses, para hacer una estupenda mermelada…justicia poética.
Saber que de nada sirvió que Gabriela y yo tuviésemos tanto miedo a “lo desconocido” durante tanto tiempo.
Me refiero a las clavijas de Cotatuero, porque al final las pasamos y para postre pasé mucho mas miedo en las fajas, que pese a lo que digan Rubén y David, son estrechisisissisisimas!!!. Tanto que los cinco minutos de andar por ellas, ya no me acordaba de las clavijas…Me sentí más “al filo de lo pisable” que nunca…todo un “desafío extremo” para mi.
Después me partía de risa recordando la cara de susto de Rubén cuando nos vio metidos en todo el medio de la Faixa Luenga. Que si…que se me hizo luenga, luenguisíma…interminable!!
Máximo quedó como Dios, parafraseando a alguien “líder es aquel que es capaz de llevar a la gente hasta el infierno…” Y David añadiendo ”si, si y sacarles de él…”
Y si, Máximo nos sacó de aquel infierno vertical y descompuesto que es la Faixa Luenga, peligrosisismaa y estrechísisisima y Rubén nos llevó a la Faja de Las Flores.
Y sobre todo me quedo con las noches mirando las estrellas, sin otra cosa que hacer que sentir la brisa pasar, esperando a que llegase el momento de ir a soñar con el día siguiente.
Para el puente de la Diada…más y más!